Obtener un premio en la lotería, en un bingo o participando en un concurso de la tele es una gran alegría, para el ganador, su familia y también para Hacienda. Como no podía ser de otra manera la casa siempre gana y se lleva una mordida pero depende del tipo de premio.
Los premios de las loterías oficiales del Estado (Lotería nacional,
Primitiva, Euromillón, Bonoloto, Quinielas) y de las Comunidades
Autónomas están exentas de impuestos. Tampoco pagan impuestos el cupón de la ONCE y los sorteos de Cruz Roja.
Ahora
bien, deberás pagar los
impuestos que correspondan en función de lo que hagas con el dinero,
exactamente igual que si lo hubieses ganado trabajando, es decir pagas en función de la rentabilidad que le saques a ese dinero ganado. También deberás incluir el dinero ganado o las inversiones realizadas entre tus bienes a la hora de hacer tu declaración de patrimonio.
Los concursos realizados por la administración de carácter artístico, literario o científico y que aparezcan publicados en el BOE también están exentos de pagar impuestos.
No ocurre lo mismo con los premios que se ganan en concursos de televisión, por internet o convocados por entidades privadas. Es este caso hay que prepararse para recibir la visita de Hacienda.
Si los premios son de carácter monetario, es decir, dinerito contante y sonante, Hacienda se lleva nada menos que un 21% según establece la Ley 35/2006 que entró en vigor el pasado 1 de enero y tiene que reflejarse en la declaración de la renta en el apartado 'pérdidas y ganancias'. También deberás incluir el dinero ganado o las inversiones realizadas entre tus bienes a la hora de hacer tu declaración de patrimonio. Con lo cual Hacienda se lleva casi un 40% de tu premio.
El problema suele llegar con los premios que no se cobran en metálico también
tributan. Es el caso de los coches o las casas. Hay que pagar todos los impuestos, gastos de notarías, tasas del Estado y de la Comunidad Autónoma... Asimismo, estas ganancias producen una alteración patrimonial y son cuantías expuestas al IRPF y tributan en la base general al 43%. Como explica el portal cotizalia en este artículo, al final muchos de los ganadores de este tipo de premios se han visto obligados a poner en venta su nueva
casa para poder pagar los impuestos y la manutención de su premio
envenenado.
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